lunes, 26 de noviembre de 2007

Una vez más, sin orden ni concierto


Rácing de Santader y Valencia se batieron ayer en un duelo del que los primeros salieron victoriosos por orden, fe e insistencia. Derrota más que preocupante sintomática para los de Mestalla, puesto que ya se está convirtiendo en algo habitual el hecho de que el equipo alterne partidos trabajados con otros, más bien, de total despiste y desconcierto.

En una semana en la que la se había hablado más de la selección, de las ovejas negras y de virus como el Fifa y el de la gripe, el Valencia afrontó el partido ante el Rácing como una oportunidad para demostrar que, en pocos días, el mensaje del nuevo técnico Ronald Koeman había calado en el equipo. Las intenciones parecían buenas, pero con la mayoría del equipo dando vueltas alrededor del mundo por los compromisos internacionales, lo más probable era que, como mucho, se llegara a Santander con el empuje y los métodos empleados semanas antes para ganar al Murcia. Eso sí, en este caso iba a ser más complicado, pues enfrente se encontraba la tropa de Marcelino García Toral que venía acumulando un total de 7 partidos sin perder en la competición doméstica.

Al igual que el año pasado, el técnico asturiano ex del Recreativo de Huelva volvió a ganar la partida, dejando de paso al aire las vergüenzas de un Valencia que pareció algo más que deslavazado en ciertas fases del encuentro. Detalles como el de no realizar un lanzamiento a portería casi hasta el minuto 70 de partido dicen muy poco del equipo visitante y mucho en favor de un equipo local que, con limitados recursos, está realizando una temporada meritoria en un año que se presumía difícil por la escasez de fichajes. Por tanto, lección de humildad y trabajo la de ayer por parte del Rácing y de su técnico, que augura una temporada cuanto menos tranquila y esperanzadora para la parroquia santanderina. Y sí, aún con todo ello, se dirá que el Valencia pudo haber salvado un punto en el encuentro de ayer si no hubiera sido por el error de Cañizares en el gol de Jorge López, compañero de equipo del portero hasta el año pasado. Aunque también en esta ocasión, viendo el transcurrir del partido, debería comentarse en favor del de Puertollano que ya tuvo bastante con salvar los muebles más de la cuenta.

En fin, derrota para analizar, para aprender y para mejorar, puesto que de nada sirve lamentarse en un deporte en el que, la mayoría de las veces, pasar página supone volver a caer en los mismos errores. Apuntar como dato positivo la reaparición del brasileño Edu en las filas valencianistas, despues de más de un año alejado de los terrenos de juego por culpa de una lesión de rodilla. Ojalá esta vez vuelva para quedarse ya que el Valencia y la afición se lo agradecerán a buen seguro.



domingo, 11 de noviembre de 2007

La fórmula del éxito


Tras el palo en Champions del martes pasado, donde una derrota ante el Rosenborg dejó al Valencia C.F. al borde de la eliminación en tan bonita competición, en la noche de ayer volvieron a verse murciélagos revoloteando en el corazón de la Ciudad del Turia. Sí, murciélagos que vieron gozar a un equipo de fútbol y a sus incondicionales como hacía tiempo que no lo hacían. Con fuerza y asustando al rival, ayer, la fórmula mágica pareció otra vez funcionar y el estadio de Mestalla volvió a vibrar...

Miles de aficionados, tanto locales como visitantes, se acercaron ayer al antiguo Luís Casanova con ganas de ver si Tintín y sus fieles escuderos habían sido capaces de levantar en pocos días a un equipo que se creía deshauciado. La empresa era ardua y difícil, pues las posibilidades de cambio se antojaban escasas tanto por tiempo, como por recursos y estado anímico. Como si todo aquello se hubiera olvidado, el equipo salió al campo con una mentalidad distinta. Salió a morder, a apretar al rival a desmostrar que quería ganar desde el primer minuto. Ya se intuyó en los abrazos iniciales y de esa mezcla explosiva salieron tres goles, uno de jugada de falta de Helguera y dos del reincorporado goleador David Villa, ambos tras magistrales jugadas fruto de la gran presión de los blanquinegros.

Destacaron individualidades, aunque sería injusto ensalzarlas por encima del valor del grupo. La grada disfrutó por ver a un equipo que supo imponer su personalidad en todas las facetas del juego; por ver a un capitán recuperado para la causa; a un Baraja peleón en balones que antes se daban por perdidos; a un Morientes entregado o a un Villa persistente; a unos centrales expeditidos y bien cubiertos en los flancos...Lo dicho, no sería adecuado aupar al primer escalafón a ninguno en particular y menos teniendo en cuenta que este no es más que el inicio de la batalla. Ayer, pareció encontrarse la primera pista de un camino hacia cimas muy altas. Camino que se prevee costoso si ciertas combinaciones tienden a olvidarse. Aunque como siempre, hagamos fuerza y suspiremos para que todos los acontecimientos anteriores hayan servido de didáctica reprimenda para el futuro.


jueves, 1 de noviembre de 2007

Desastre total


Pachanga, chiste, guateque, son solo algunos de los burlones calificativos con los que podríamos comparar el partido que el Valencia del novel Óscar Fernández jugó anoche contra el Real Madrid. Encuentro que no tuvo historia desde el primer minuto, cuando Raúl anotó el primer gol para los visitantes, y que hizo aún más grande la herida existente entre la afición local y su equipo, el cual parece dispuesto a naufragar un año más en cuanto a objetivos valientes se refiere.

Poco o nada del partido se puede apuntar. El Valencia salió con un planteamiento atrevido, que precisaba de un esfuerzo extra por parte de los jugadores para que fuera efectivo ante un equipo como el Real Madrid. Pero la cosa quedó en hechos y el Madrid manejó el partido a su merced. Tanto es así, que el equipo blanco sin hacer un gran desgaste se fue al descanso con una amplia renta en el casillero, 4-0.

La segunda parte, más de lo mismo, solo apuntar un leve atisbo de mejoría valencianista con el gol de Angulo, aunque quedó en eso y en varios aplausos de una grada un tanto aturdida por lo que estaba ocurriendo en el terreno de juego. El Madrid, en cuanto quiso, volvió a coger la manija y, ante la poca oposición de los de Mestalla, remató el partido con el quinto de la noche. Debió gustarles el número, porque si no no se explica cómo no consiguieron irse del feudo valencianista con un marcador más amplio a su favor.

No sabemos qué pasaría por la cabeza de Ronald Koeman, nuevo entrenador del Valencia, al ver y reflexionar sobre el partido de ayer. Tampoco sabemos qué hubiera pasado si el Valencia de anoche y de otras veces esta temporada, hubiera tenido ganas de jugar al fútbol, o qué habría ocurrido en el encuentro si el cancerbero che hubiese estado tan acertado como el del Real Madrid. Ahora, una vez acabada la "fiesta", lo correcto sería que cada uno recogiera lo suyo. Esperemos que el "dueño y sus ayudantes" se encarguen de reordenar el jaleo y de hacer la "limpieza" que crean necesaria, todo por el bien del disfrute en posteriores eventos.

PD. Enhorabuena al chaval de la cantera del Valencia, Montoro, por su debut en el partido de ayer. Esperemos que no quede ahí y que pueda dar muchas alegrías a una afición deseosa de savia nueva.