miércoles, 19 de diciembre de 2007

Tiempos de cambio


Han pasado ya varias horas desde que Ronald Koeman anunciara que el Valencia dejaba la puerta abierta a tres de sus jugadores más importantes estos últimos años: Cañizares, Albelda y Angulo. Mucho se ha comentado desde entonces y opiniones han habido para todos los gustos. Esta es, por el momento y por sus protagonistas, una de las noticias más controvertidas en la historia reciente del valencianismo y, a buen seguro, seguirá generando debate mientras no se confirme la marcha de estos tres emblemas del Club de Mestalla.

A primera vista, el método empleado por el Valencia C.F. para dar salida a estos futbolistas se ha alejado de lo que se podría considerar adecuado en una situación como la actual. Sí que parecía claro que la situación crítica que estaba atravesando el equipo necesitaba de algún golpe de efecto añadido, por lo que la enigmática situación del vestuario ha podido ser la principal causa de tan impactantes medidas. Aunque es cierto que éso solo lo saben los protagonistas y nadie más que ellos. Al igual que se hace cuando se habla de fichajes, la información en estos casos es filtrada a cuentagotas y muchas veces el debate se lleva a cabo según la simpatía que se tenga por cada uno de los interesados. En este sentido, es muy probable que se olvide que los malos modos que se le achacan y achacarán al Valencia en esta situación, son muy similares a los que algunos de los protagonistas utilizaron en años anteriores para renovar y mejorar sus contratos cuando el equipo se lo jugaba todo o estaba en una situación delicada. En ese momento ya fuimos el hazmerreír. Y tampoco debemos olvidar o, mejor dicho, debemos recordar las lamentables actuaciones de algunos profesionales en cuestión de imagen, que han llevado al Valencia a no poder renovar el patrocinio que tiene hasta el final de la temporada con una importante marca automovilística. O los casos en los que se han antepuesto intereses personales a los de la Entidad a la hora de atender a ciertos medios periodísticos que son, ni más ni menos, la fuente de información de la afición valencianista. Comentados estos precedentes y obviados otros que no cabe aquí citar, no debe sorprender a nadie, ni mucho menos a los que han participado en esas situaciones, que el Valencia, en algunas ocasiones, haya parecido o parezca más un sainete que un club de fútbol.

Ni de todo lo anterior, ni de la crisis deportiva actual son, quizá, únicos responsables los protagonistas de esta rocambolesca historia. Más bien, por lo que parece, son los primeros en pagar los platos rotos de una situación interna que probablemente vaya mucho más allá de lo que se está comentando. Las injusticias, aunque se dan, no suelen ser habituales en el fútbol a tan alto nivel y menos si nos referimos a de jugadores emblemáticos con los que un club se juega gran parte de su patrimonio económico y social. Y sí, es posible que los ahora "señalados" tengan y hayan demostrado un gran amor y dedicación por el Valencia. Pero como se está comentando muy acertadamente, su vida deportiva aún no ha acabado, ni mucho menos su etapa e historia en el Valencia. Aunque de forma distinta, aún van a tener algo de tiempo y muchas situaciones para demostrar que el apego que sienten por el Club donde han han hecho historia es, como mínimo, el mismo que tenemos todos los valencianistas que les hemos venido animando y siguiendo todos estos años. Por el momento, el mensaje está en el aire. Esperemos que sirva de algo...



miércoles, 12 de diciembre de 2007

Perdidos


El Valencia cerró su participación europea en la noche de ayer consiguiendo un milagroso empate a cero en casa del Chelsea que, eso sí, no le sirvió para continuar en Europa al no cumplirse el resultado que esperaban los de Koeman desde tierras germanas.

Ese es el análisis objetivo. Personalmente me gustaría ir un poco más allá. Lejos de tonterías de sistemas, Vicentes por derechas o izquierdas o la incógnita del porqué del resurgimiento de Cañizares en un partido que parecía, como así fue a la postre, un puro trámite, el objetivo debe virar hacia cimas más altas de reflexión. El Valencia, club de fútbol, está sumido en una crisis de identidad y a todos los factores que venimos comentando las últimas semanas, se añade la impotencia de no saber en qué momento se tocará la tecla adecuada que lleve todo a un estado de cierta normalidad. El equipo deambula, parece fundido y sinceramente no pienso que eso tenga que ver con aspectos meramente tácticos ni técnicos.

La situación heredada y estancada está llevando al grupo a "resetearse", a comenzar a funcionar como lo haría cualquier squadra con un entrenador nuevo a estas alturas de la temporada. El tiempo apremia al mismo ritmo que lo hacen los nervios y los debates en torno al equipo. Cuando todo parece dicho y aplazados los análisis, es "espacio" lo que parece necesitar el Valencia para poder arrancar y alcanzar cierta velocidad de crucero en clave optimista. Eso sí, mientras tanto no vendría nada mal alguna nota positiva que endulzara considerablemente la travesía...


lunes, 10 de diciembre de 2007

"El detalle": Djalminha según Xentinho


En un día en el que podríamos hablar de la resaca del partido del Valencia ante Osasuna (mis disculpas por no haber actualizado el blog este pasado puente) o del compromiso que mañana los de Koeman tienen ante el Chelsea en la Liga de Campeones, hoy se reabre esta sección para recibir a un gran amigo y amante del buen fútbol. Su nombre es Xente, pamplonica de nacimiento y deportivista de corazón, en el día de ayer fue el cumpleaños de su ídolo, el polifacético jugador brasileño Djalminha, y por ello ha tenido la gentileza de dedicarle unas palabras en este blog llenas del salero y desparpajo que le caracterizan. Dice así...

"Djalma Feitosa Dias, Djalminha, empezó en 1984 con 14 años en la cantera del Vasco y debutó con el Flamengo gracias a Tele Santana en 1990, donde le apodaron el "heredero de Zico" por su creatividad y talento innato creando jugadas impensables. Allí se alzó con un Campeonato de Brasil para más tarde jugar en el Guaraní y recalar finalmente en el Palmeiras en 1995, tras un breve paso por el Shimizu japonés. En ese mágico equipo, coincidió con jugadorazos de la talla de Cafú, Júnior, Flavio Conçeiçao, Rivaldo, Müller y Luizao, lo que unido a su magia le llevó a conquistar el Balón de Oro brasileño en 1996.

Sus regates y habilidad le llevaron a firmar por el Depor al año siguiente junto a Flavio y Luizao, con el objetivo de hacer olvidar la sonada marcha de Rivaldo al Barcelona. Nunca se sabrá que hubiera pasado con ese depor "bi-crack" si ambos astros brasileños hubieran coincidido en el mismo equipo pero aún así, como dijo el general Julio César,"veni,vidi,vici": Djalminha vino,vió y venció. En 6 años lo consiguió todo: 2 Supercopas; la Liga en el 2000 jugando 31 partidos y marcando 10 goles y su éxtito más sonado, el centenariazo del 2002 al ganarle la la Copa del Rey al Real Madrid en el Bernabéu, éxito que hizo que el Depor se conociera en medio mundo.

Después de esto se marchó a jugar al Austria de Viena, donde consiguió la liga austríaca. Volvió al Depor al año siguiente y aún disputó varios partidos para finalmente jugar en el América de México donde se retiró por las lesiones a los 34 años.

¿Pero por qué un jugador como él nunca fue considerado como uno de los mejores en aquellas épocas que nos hacía vibrar con su fútbol? Djalminha quizás tuvo sus momentos "malos" en aquel cabezazo al entrenador del Depor Javier Irureta del que personas como Sandro Rossell apuntaron como la causa de que Scolari, seleccionador de la canarinha en esos momentos, lo tachara de la lista para ir a un Mundial; o en otra ocasión en la que “calzó” una colleja a Mostovoi en el derby ante el Celta.

Pero estas pequeñeces no pueden hacer olvidar los regates escandalosos que realizó sobre la cancha, como aquel sombrero que realizó a 7 jugadores del Real Madrid y que maravilló a toda una generación; o aquel golazo ante el celta en el que regaló un pase largo de Diego Tristán, que amortiguó el balón con un taconazo para que después el brasileño, una vez driblado el defensa, resolviera poniendo el esférico en la escuadra derecha de Pinto. El portero del Celta no pudo hacer nada, pero es que habría sido una grosería parar ese balón, porque el fútbol se mantiene en la memoria de los aficionados por jugadas como esa. También son inolvidables esos penaltis a lo panenka ante el Real Madrid o ante el Milán en San Siro jugándose el Depor la Champions; o el gol de cabeza ante la Juve tras una contra perfecta; las faltas magistrales que lanzaba con esa zurda endiablada, o, sino, aquella elástica contra el Sevilla andando junto a una serie de recortes con los que dejó en el suelo a especialistas como Edgar David´s. Una vez más , la bella ganó a la bestia.

Así fue el Djalminha futbolista, un tipo al que no le gustaba entrenar y sí jugar. Un tío que no le importaba lo que la prensa dijera de él, sino divertir al anfiteatro y que el público pensara:"que fútbol más entretenido. Este era Djalminha, mi ídolo...Esa persona a la que todos admiramos de pequeño y queremos ser como ella. Éste es un homenaje por sus 37 años cumplidos y por los 16 que nos hizo disfrutar con su fútbol mágico. Un tributo a un señor que hizo grande al Depor y sobretodo al fútbol con el 8 a su espalda. ¡¡DJALMINHA BERDEI!!"

lunes, 3 de diciembre de 2007

Peor...imposible


Sin garra, sin coraje, sin fútbol...Ayer el Valencia, en palabras de su técnico, tocó fondo regalando de paso a su afición una humillante derrota, que debe sumarse ya a las encajadas por el equipo en la primera fase de la presente temporada. El rival, un cómodo Athletic de Bilbao, tan sólo tuvo que poner las ganas y la picardía, ya que todo lo demás surgió a raíz de la pobre actitud de los de Koeman.

Resultado amplio, aunque no por ello injusto el registrado en el encuentro de anoche en Mestalla. Nada hacía presagiar el 0-3 final, pues se enfrentaban un necesitado Valencia contra el correoso Athletic de Bilbao de Joaquín Caparrós, equipo que no se caracteriza especialmente por su faceta ofensiva ni anotadora. Pero en el fútbol moderno y en una Liga tan apretada, la mayoría de las veces suele ganar el que más empeño pone en ello. Más aún si ese empuje se ve acompañado de buenos tantos como los conseguidos para el equipo vasco por Yeste, de magistral lanzamiento de falta, y Fernando Llorente por partida doble. En el otro lado, nada se puede decir de las ocasiones de un Valencia desdibujado como hacía años no recordaban los incondicionales del equipo.

Muchas conclusiones se pueden sacar en el entorno "Che" viendo los deméritos de un equipo que, desde hace algunos años, camina en una total anarquía producto de la horrenda política deportiva seguida por el club los últimos años. Faltan líderes de verdad, los que hay ni lo son, ni lo demuestran. Su tiempo ya pasó, consiguieron sus jugosos contratos y lo poco que pueden aportar ahora se limita a manifestaciones vacías de contenido y llenas de valentía-cobarde y populismo desmedido. Dejaremos atrás en este momento el aspecto económico, del que tanto gusta hablar a algunos de los que se consideran capaces para guiar al equipo, pero que olvidan que el cariño que sienten ellos, es el mismo que el que demuestran la gran mayoría de aficionados siguiendo semana a semana al equipo. Faltan, en definitiva, un puñado de buenos jugadores que de verdad puedan formar una plantilla acorde con las exigencias de un club de fútbol como el Valencia.

Y sobran jugadores que entienden poco o nada de fútbol y de lo que significa para sus aficionados; los que perdieron la ambición y el carisma hace años; los poco profesionales y los que no tienen nivel para jugar en este equipo. Por el momento, ya han conseguido faltar el respeto a la entidad y a sus seguidores, que están olvidando poco a poco lo que es la ilusión por su equipo. El único y mínimo consuelo es que quizá se esté a tiempo de acabar el ciclo dignamente, aunque si el giro no se da con presteza, las consecuencias de un año nefasto hipotecarán, a buen seguro, el futuro más próximo del club y el de su único mandatario.